10 tendencias que ya se visualizan para el futuro inmediato del sector asegurador.

La pandemia ha cambiado nuestras vidas. Empezando por los hábitos cotidianos y siguiendo por una interminable lista de consecuencias. El consumo, el trabajo, los ingresos económicos, las relaciones sociales o la salud son solo algunos ejemplos evidentes. Lógicamente también ha afectado a nuestro estado de ánimo y a nuestras percepciones. La más evidente es el miedo, algo que en mayor o menor medida, nos afecta a todos. 

Todas estas sensaciones se van a traducir también en cambios importantes en los productos y servicios que las empresas de todos los sectores van a tener que realizar. Y la industria aseguradora no va a ser una excepción. Ya empiezan a visualizarse las nuevas tendencias que van a cobrar protagonismo en el sector asegurador. De hecho, por su propia esencia, es uno de los más afectados puesto que está íntimamente ligado al riesgo, que actualmente sobrevuela cualquier actividad en el mundo.

Estas son algunas de las tendencias que se vislumbran como parte del futuro inmediato del sector asegurador. 

  1. Entorno digital. Los mediadores se han adaptado y ya utilizan el medio digital para hablar con sus clientes y asesorarles acerca de los productos que les van a ser más necesarios. El teletrabajo ha provocado el contacto masivo a través de programas de video conferencia como Zoom, Meet, Hangouts, Skype e incluso What’sApp.
  2. Nuevas necesidades, nuevos productos. En todos los sectores, pero especialmente en los industriales como la construcción o en los negocios de cara al público habrá que añadir la obligatoriedad de cumplir con unos exigentes protocolos de seguridad.
  3. Pólizas de salud y vida modificadas. El virus obliga a introducir cambios en las pólizas de salud y vida a causa del riesgo añadido que supone la existencia cercana del virus y su influencia en los servicios de atención médica.
  4. Nuevos productos anti virus. Hay que innovar y, en este caso, diseñar productos que compliquen las posibilidades de contagio y provoquen el efecto de bajar el precio de las primas. Por ejemplo, objetos cotidianos imprescindibles para muchas personas, como el móvil o los coches, tratarán de incorporar materiales y sistemas desinfectantes o directamente poco amigables para el virus.
  5. Formación para los clientes. Esta es una tendencia imparable que debe asumir todo el sector (de hecho, ya lo está haciendo). Se trata de seguir el refrán “más vale prevenir que curar” y proporcionar herramientas a los clientes para que aprendan. El objetivo es reducir la siniestralidad (menos enfermedades, menos accidentes de coches…), lo que redunda en un bien para la sociedad y en un menor precio del seguro (sin que las compañías pierdan necesariamente margen). Es un claro ejemplo de casos en los que todos ganan.
  6. Carnet inmunológico. Los carnets de vacunaciones e inmunológico estarán a la orden del día y será necesario tenerlos actualizados para obtener ventajas en ciertos tipos de seguros.
  7. Nuevos hábitos de transporte. Habrá cambios importantes en el uso de los transportes porque han cambiado las prioridades. Ahora el riesgo más importante es el contagio del virus, por delante del accidente de coche. Eso implica, por el momento, un descenso importante en el uso del transporte público y un encarecimiento del precio de los viajes en avión y, por tanto,  de las pólizas asociadas.
  8. Exigencia de agilidad. El virus ha demostrado que las nuevas amenazas pueden aparecer de la noche a la mañana y eso pone a prueba la agilidad en la respuesta de las compañías.
  9. Más trabajo actuarial. Las compañías de seguros afrontan un reto mayúsculo: adaptar y crear modelos matemáticos que permitan calcular los riesgos de forma eficaz para poder presentar precios competitivos a los clientes.
  10. Más tecnología. La exigente situación actual implica respuestas rápidas ante problemáticas novedosas. Para tener los recursos necesarios que permitan una respuesta adecuada y rápida hará falta invertir todavía más en tecnología.