El máximo potencial productivo de las organizaciones está en el trabajo en equipo

 

Hacer equipo

En psicología del trabajo y de las organizaciones se establecen diferencias entre el concepto de grupo de trabajo y equipo. El hecho de trabajar de uno u otro modo tiene resultados diferentes y es importante conocer las cinco diferencias principales entre ambos para conocer nuestro potencial como empresa:

1.- Individualismo y colectivismo. El grupo es, básicamente, un conjunto de personas que comparten un espacio, que produce algo, con finalidades comerciales o no, pero en el que cada persona tiene su propio objetivo aunque lleguen, al final, a una meta común.

El equipo tiene, en cambio, ciertas metas colectivas y conectan los unos con los otros.

2.- Pasividad y proactividad. En los grupos el hecho de que aparezca un cambio imprevisto requiere una negociación para lograr los resultados deseados. Impera la pasividad, el hecho de no tener por qué hacer más de lo que se realiza hasta el momento.

En cambio, el equipo se adapta en tiempo real a los imprevistos, se informa y se buscan, en común, propuestas para lograr soluciones.

3.- Verticalidad en la comunicación y fluidez. En el grupo las relaciones de jerarquía llevan a seguir un flujo de comunicación vertical, de arriba hacia abajo.

En los equipos la comunicación es fluida e informal sin la necesidad de pensar en el organigrama.

4.- Rigidez y flexibilidad. En el grupo se aplica la rigidez de las normas como excusa para no enfrentarse a nuevas situaciones y también para no tener que hacer esfuerzos o sobreesfuerzos en la fase de adaptación a los cambios.

Por el contrario, en el equipo la prioridad es hacer que el conjunto pueda adaptarse a los cambios y llegar a las metas fijadas de forma colectiva. Lo formal, lo establecidos, se supedita a lo útil.

5.- Ceguera y potencial. Ante las oportunidades el cambio genera rechazo y hay que explicar muy bien las nuevas estrategias o intereses grupales. Esto lleva a que, aunque se intuya una oportunidad, nunca se vaya más allá de esta fase. En muchas ocasiones la persona a la que se le ha ocurrido la idea ni siquiera la comunica a un compañero de trabajo con quien puede tener oportunidad.

En el equipo la comunicación fluye y no se penaliza la propuesta de ideas por rompedoras que resulten por lo que es más fácil detectar oportunidades aparentemente ocultas y seguir la vía para hacerlas realidad.

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