La innovación es una de las palabras y conceptos más repetidos en gestión de agencias. Sin embargo, innovar no es posible sin cambios y estos requieren de tomar decisiones arriesgadas, asumir riesgos y afrontar errores e, incluso, fracasos.

Según un estudio sobre innovación de Accenture el retorno del gasto en innovación de las empresas ha disminuido un 27 % en los últimos cinco años. Las conclusiones apuntan a que las empresas de alto crecimiento que obtienen valor de su innovación lo consiguen gracias a estar orientadas al cambio, a los resultados y a la disrupción.

En este sentido Thor Ernstsson, especialista de tecnología de Forbes destaca que para innovar hay que aprender, ejecutar y pensar qué necesita la organización.

1.- Aprender para extraer experiencia. Es clave pensar en el aprendizaje como base que incluye, además, los fallos lógicos del proceso de formación.

2.- Ejecutar a partir del aprendizaje. Antes incluso de pensar en planificar se recomienda aplicar lo aprendido. De esta forma se cambia verdaderamente. Es también una manera muy rápida de abordar y adaptarse a los comportamientos cambiantes de los clientes. Es tomar el pulso al entorno mientras que la creación de planes puede ir más a remolque acabando porque no sean tan simultáneos a la realidad social y empresarial como nos gustaría.

3.- Pensar qué necesita la agencia. Se trata de alentar a toda la agencia, que cuenta con personas con diferentes motivaciones personales, a correr riesgos y avanzar con la innovación. Hay que localizar dónde está y cuál es la motivación de cada uno, desde los directivos hasta quienes se encuentran en las trincheras del trabajo diario. Si el crecimiento profesional o el reconocimiento es esa motivación hay que tenerlo muy presente.

Si estas personas aportan ideas no solo hay que escucharlas sino tratar de aplicarlas, esperar y comprobar resultados. El objetivo final es establecer incubadoras de innovación formadas por equipos interdisciplinarios internos que abran nuevas oportunidades a la agencia.