Cada año, millones de personas alrededor del mundo se proponen cambiar sus vidas con la llegada del Año Nuevo. Sin embargo, la mayoría de estos buenos propósitos quedan en el olvido a los pocos meses. Según estudios, aproximadamente el 80% de las personas no logran cumplir sus resoluciones de Año Nuevo. Pero, ¿qué sucede con el 20% restante que sí lo consigue? ¿Qué hacen diferente del resto que no cumplen? Vamos a descubrirlo desde una visión profunda y científica sobre este fenómeno, proporcionando herramientas prácticas para convertir nuestros buenos propósitos en realidad.

En primer lugar es necesario entender por qué la mayoría de las personas no cumplen con sus propósitos de Año Nuevo y luego aprender un método efectivo para lograrlo, descubriendo y siguiendo los procesos mentales y emocionales que intervienen en la formulación y cumplimiento de estos propósitos, utilizando la neurociencia y el coaching como pilares fundamentales.

Entendiendo qué son los “Buenos Propósitos”. 

Analicemos la naturaleza de los buenos propósitos y por qué son tan comunes en la víspera de Año Nuevo. Estos son objetivos que nos fijamos con la intención de mejorar en áreas como lo profesional, personal, ocio, salud o espiritualidad.

Recuerda que debes primero reflexionar sobre tus propósitos y asegurarte que sean específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con un tiempo definido (SMART). Y luego puedes explorar el Sesgo Cognitivo detrás del Propósito, explorando aquello que afecta a nuestra capacidad para cumplir con nuestras resoluciones. Se trata de abandonar el insano “arte de Procrastinar”, o sea, ¿por qué tendemos a postergar nuestros objetivos y propósitos? En realidad, se trata de un autosabotaje.

Un artículo de Josep Gendra, asesor del Col·legi del área de Personas

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